Consentirte pequeños lujos es una forma de recompensarte muy saludable. Si has trabajado mucho para lograr algo, has pasado un momento difícil o, simplemente, te apetece mucho una cosa que no puedes tener todos los días, comprarla y disfrutarla es algo que te carga las pilas. Si haces sacrificios para darle pequeños caprichos a las personas que más quieres, ¿por qué no vas a hacer lo propio contigo? Quererte está muy bien, es muy sano y es lo deseable. Mimarse no es ser egoísta, es ser humano.
Estos lujos no tienen por qué ser grandes, pueden ser pequeñas cosas como un baño largo de espuma sin pensar en la factura del gas. O comprarse ese abrigo que se ha visto en el escaparate hace ya dos meses y para el que has estado ahorrando. Pero no es solo lo material. A veces, un lujo es dedicarte un día entero para hacer todo eso que te gusta y que llevas tiempo aparcando. Concederte tiempo puede ser el mayor lujo en una sociedad que hace sentir culpable a la gente por perder el tiempo a la vez que no deja de ofrecerle opciones de ocio.
Un día para leer, para escuchar música o para tirarte en el sofá a ver tus series favoritas sin estar pensando en lo que “deberías estar haciendo”, porque estás haciendo exactamente lo que debes.
Pero ¿y si lo que quieres es un gran lujo? Pues exactamente lo mismo. Si te lo puedes permitir, ¿por qué no vas a concederte ese capricho? Ponerte por delante y convertirte en prioridad no tiene que ser un problema, siempre que no actúes de manera irresponsable y no desatiendas tus obligaciones.
¿Eres una de esas personas que trabajan duro para conseguir todo lo que quieren? Si es así, seguramente más de una vez te has encontrado trabajando siete días a la semana durante muchas más horas de las debidas. Pero, al final, todo acaba teniendo su recompensa y tal vez, ahora estés en una situación más desahogada que te permite concederte lujos caros. Y no tienes por qué sentirte mal por concedértelos, ya que has recorrido un duro camino para ganártelos. Comprarte un patek philippe y sentir el placer de ponértelo en la muñeca y ver como te queda es algo que ahora puedes darte y, tal vez, con lo que has soñado muchas veces cuando renunciabas a muchas cosas para progresar. ¡Te lo has ganado!